plataforma petrolera es una estructura de grandes dimensiones cuya función es extraer petróleo y gas natural de los yacimientos del lecho marino y también vamos hablar de su hubicacion
viernes, 29 de enero de 2016
¿Que es una Plataforma petrolera?
Una plataforma petrolífera o plataforma petrolera es una estructura de grandes dimensiones cuya función es extraer petróleo y gas natural de los yacimientos del lecho marino que luego serán exportados hacia la costa. También sirve como vivienda de los trabajadores que operan en ella y como torre de telecomunicaciones. Dependiendo de las circunstancias, la plataforma puede estar fija al fondo del océano, flotar o ser una isla artificial. Debido a su actividad principal, las plataformas petroleras son propensas a sufrir accidentes que pueden ocasionar pérdidas de vidas humanas, derrames de petróleo y graves daños ecológicos. También pueden sufrir vandalismos o ser el blanco de terrorismo, por lo que varios países entrenan unidades especialmente para combatir estas acciones
¿Cómo se construyen las plataformas petroleras?
Cada día se consumen en todo el mundo más de 80 millones de barriles de Brent y 7 millones de metros cúbicos de gas natural. Esta cantidad de combustible proviene de diferentes plataformas de extracción ancladas, en su mayoría, al mar. Este tipo de construcciones, las plataformas petrolíferas, tienen muchas peculiaridades que vamos a desvelarte en este artículo.
Estos elementos arquitectónicos se construyen mediante las tecnologías más modernas, que ayudan a combatir las inclemencias meteorológicas existentes en alta mar. Se estima que existen activas alrededor de medio millar de plataformas de extracción que, antes de llegar al agua, han estado unos 18 meses en los astilleros para fabricarse.
Cada plataforma petrolífera se asienta sobre gigantescas patas móviles que se clavan en la superficie marina. La cúspide está segmentada en varios fragmentos que se ensamblan en alta mar. Cada uno es remolcado desde los astilleros por varios barcos, un trabajo minucioso para no dañar ninguna pieza.
Montar todos los segmentos de las plataformas petrolíferas puede durar varias semanas. Una vez lista queda el último paso, la perforadora, el elemento principal con el cuál se escavan las diferentes capas de roca del mar hasta llegar a los pozos de petróleo o gas. La punta de la broca, valorada en 24.000 euros, está formada por varias cuchillas de diamante. La broca de diamante lleva en su interior un sónar que muestra a los técnicos por dónde está taladrando. Este elemento es fundamental tanto para que la broca se dirija hasta las bolsas de combustible como para sortear las diferentes masas de agua a presión, que pueden estropear el sistema. Después de aparecer el gas o el petróleo, este se transporta hasta la costa a través de varias tuberías.
Cada plataforma tiene un precio que oscila entre los 105 millones y los 360 millones de euros y necesita 80 personas para que pueda funcionar. No obstante, normalmente suelen estar habitadas por varios centenares de trabajadores.
Plataforma Petrolera Funcionamiento Caracteristicas La Vida en el Mar
Existen grande construcciones civiles de acero a las que no se les puede negar valores formales de notable interés y una incidencia excepcional sobre la transformación del paisaje (que por fortuna no siempre es degradación). En este aspecto, la plataforma de barrenado de la BP en el mar del Norte entra, sin duda,, dentro de la categoría de estas realizaciones.
Cuando, pocos minutos después de las 7 de la tarde del miércoles 3 de julio de 1974, en aguas de Gran Bretaña, el Graythorp I de la BP fue situado en aguas profundas, a 110 millas de Aberdeen, se asistió a un gran acontecimiento en el campo de la ingeniería marina. Para los pocos privilegiados que siguieron el acontecimiento, la instalación de esta estructura constituyó una visión verdaderamente espectacular.
La historia de estas plataformas está estrechamente vinculada, como es natural, a la otra historia, relativamente reciente, de la exploración y explotación de los yacimientos petrolíferos existentes en los fondos marinos. Los hidrocarburos líquidos (petróleo) y gaseosos (metano) constituyen la principal fuente de nuestra civilización industrial. Pero las reservas de “oro negro” de los yacimientos terrestres hasta ahora conocidos se encuentran en vías de rápido agotamiento.
Y de ello se saca una conclusión a todas luces evidente: si no se encuentran y se explotan nuevos yacimientos, la colosal maquinaria de la civilización industrial se quedará sin “carburante” dentro de cuarenta o cincuenta años como máximo. Por otra parte, de momento no parece muy probable que la nueva fuente de energía, lanuclear, pueda sustituir totalmente a los hidrocarburos en tan breve espacio de tiempo; de ahí la necesidad absoluta de intensificar las exploraciones de nuevos yacimientos.
Y en este aspecto ya no queda otro recurso que efectuarlos en el fondo de los mares y de los océanos, ya que la superficie terrestre ha sido explorada con tal fin a todo lo largo y a lo ancho de las zonas accesibles. Así empezó, en la última posguerra, la era de las exploraciones de hidrocarburos llamadas off-shore, término inglés, hoy día de uso internacional, que podría traducirse por “costa afuera”.
Las exploraciones off-shore se realizan en franjas de mar costeras, donde los fondos son más idóneos para este fin y las comunicaciones con tierra firme más fáciles. En la práctica, la técnica actual de las exploraciones off-shore permite la prospección de casi toda el área de las “plataformas continentales”, entendiendo con este término el “zócalo”, el ligero declive, en el que una tierra emergida se hunde gradualmente en el mar.
Es una zona muy amplia, calculada en 28 millones de km2. Sólo una parte de ella (7 millones de km2) ha sido explorada hasta ahora con tales fines. Sin embargo, ya en 1970, los hidrocarburos extraídos del fondo del mar constituían el 20 % del total mundial. La primera plataforma de perforación fue instalada en 1947 en el golfo de México. Pero el acontecimiento más importante de estos últimos años en Europa, respecto a la citada exploración de hidrocarburos en los fondos marinos y que ha llamado la atención de la opinión pública mundial es, sin duda alguna, el realizado en el mar del Norte.
Tras el “boom” del metano de Groninga, Holanda, los geólogos empezaron a sospechar que también bajo las tempestuosas aguas del mar del Norte pudieran ocultarse yacimientos de metano y de petróleo. Y si el depósito de gas de Groninga estaba considerado como el más importante hasta ahora conocido en el mundo occidental, la certeza de que pudiera ocurrir otro tanto en el mar del Norte dependía de los resultados de las exploraciones de los expertos de todo el mundo que allí se habían reunido.
El mar del Norte cubre casi por entero un banco continental formado por un espesor considerable de roca sedimentaria, y es precisamente en este tipo de roca, que a lo largo de los tiempos llenó las cuencas sedimentarias formadas por depresiones de corteza terrestre de muchos kilómetros de longitud y de profundidad, donde se encuentran los hidrocarburos líquidos y gaseosos. En Holanda y en la vecina Alemania se ha hallado no sólo metano, sino también yacimientos petrolíferos de pequeña y mediana categoría. Por lo tanto, la posibilidad de que pudieran encontrarse también bajo el mar del Norte constituía una hipótesis muy bien fundamentada.
La explotación de los eventuales yacimientos del citado mar podría permitir a Gran Bretaña, entre otras ventajas, y relativamente en breve tiempo, una autonomía casi total desde el punto de vista de la producción energética. Así, pues, se realizaron profundos estudios sobre la concreta estructura geológica de esta cuenca, estudios que permitieron clasificarla como una zona petrolífera en potencia. Geográficamente, el mar del Norte está dividido en dos zonas: la parte meridional, más bien estrecha, donde las condiciones del mar son menos favorables, y la septentrional, más ancha y abierta sobre el Atlántico.
Vista Aerea de una Plataforma Petrolera en México
La variabilidad extrema de las condiciones atmosféricas hace notablemente difícil, en cualquier parte de dicho mar, establecer las previsiones meteorológicas, a pesar de que en estos últimos años se hayan conseguido notables progresos en las previsiones a largo plazo. Añádase a esto que, si el medio marino era poco conocido, la naturaleza de los fondos marinos lo era aún mucho menos, lo que forzosamente había de plantear graves problemas a la estabilidad de las instalaciones y a la colocación de las conducciones.
En consecuencia, las instalaciones debían ser proyectadas de modo que hicieran frente a este conjunto de condiciones ambientales negativas. El término “plataforma”, con el cual habitualmente se denominan las susodichas instalaciones da, sin embargo, una idea falsa de estos colosos marinos que de planos no tienen nada.
El aspecto imponente de estas obras, y en particular de la Graythorp I de la BP, es excepcional; la estructura tubular de acero sobre la que se instalan una serie de equipos de gran complejidad, establece un parentesco, también formal, con la tradición de la ingeniería ochocentista; pero, por otra parte, la perfección y novedad técnica de las maquinarias, su diseño y su distribución, que tiene en cuenta la explotación en mayor escala y más funcional del espacio disponible, hacen de ellas unas de las más avanzadas realizaciones de la tecnología y la arquitectura modernas.
Como la perforación de un pozo en el fondo del mar no difiere técnicamente, por lo menos en la operación de excavación propiamente dicha, de lo que se hace con el mismo fin en tierra firme, el problema nuevo, hoy por cierto brillantemente resuelto, consistía en establecer las condiciones técnicas para la perforación partiendo de la superficie del mar y actuando a través del diagrama de decenas o cientos de metros de agua. Para esto era preciso crear artificialmente sobre la superficie marina una zona que pudiera contener todas las máquinas para la perforación, además del personal empleado en los trabajos.
Se trata, por tanto, de verdaderos pueblos situados en medio del mar. El equipo completo de estas plataformas comprende: por un lado, perforadoras dirigidas eléctricamente, bombas tubulares, depósitos para materiales químicos, máquinas para la producción primaria, que comprenden divisores de gas-petróleo y bombas de emisión con motor de turbina, instrumentos de refrigeración para la producción condensada y generadores de energía, con un total de 10 MW; por otro, los laboratorios, las cocinas, los locales de descanso, la sala cinematográfica y los depósitos de víveres, piezas todas ellas con aire acondicionado.
También hay una o más estructuras en forma de torre que más tarde serán las torres de perforación, con mesas giratorias, grandes válvulas, la pila para el limo y, finalmente, la zona de aterrizaje para los helicópteros. Toda esa formidable maquinaria se ha estructurado de forma que ocupe el menor espacio posible.
Por otra parte, era evidentemente necesario que las turbinas no descargasen en la zona de perforación, que la antena de radio estuviera dirigida hacia tierra firme y que la zona ocupada por los aposentos estuviera situada en el lugar más tranquilo posible; al mismo tiempo, la situación de cada parte individual debía tener en cuenta que la distribución de las cargas se realizaría de forma uniforme sobre toda la estructura de sustentación.
La división Menck de la Koehring Co. construyó, para la Graythorp I, el taladro más grande del mundo hasta entonces realizado; pesa 255 toneladas, tiene una potencia de golpe de 87.500 mkg y su golpe máximo es de 1,25 m, con una capacidad de 35 percusiones por minuto. Él proyecto final de toda la plataforma se realizó teniendo en cuenta las circunstancias ambientales, las cargas y las condiciones del subsuelo bajo la superficie del mar y además sufrió, respecto al original, muchos cambios; en efecto, al principio se establecieron 36 pozos y dos taladros, pero consideraciones sucesivas sobre el abastecimiento y los depósitos hicieron que se descartara esta primera hipótesis, ya que, por una parte, la limitación de espacio no permitía tener a bordo suficientes suministros y por otra el mal tiempo en el mar del Norte hacía imposible el aprovisionamiento de materiales de barrenado.
El actual proyecto es de 27 pozos y un solo taladro, ya que hay un depósito suficiente para la estiba del crudo extraído en 30 días de perforación. La eficacia, tanto de ésta como de las demás plataformas, y, por lo tanto, la posibilidad de desarrollar las funciones esenciales para las cuales han sido realizadas, se ven amenazadas por un enemigo implacable y multiforme, representado por la corrosión a la que se ven sometidas las estructuras de acero. El agua de mar constituye ya en sí un temible enemigo del acero, como de la mayor parte de los metales, incluso de los más nobles que el hierro; y el hecho de que además esta agua esté casi totalmente contaminada, en distinta medida, por productos más o menos nocivos, contribuye a empeorar en gran manera la situación.
La ejecución de todas las tareas, incluso de las más sencillas, requiere siempre condiciones meteorológicas favorables. Las inmersiones, en efecto, se ven obstaculizadas a menudo por el estado de la superficie del mar y por la turbulencia de las mareas; no es posible sumergirse cuando la altura de las olas supera los dos metros, y éstas son unas condiciones precisamente muy habituales en el mar del Norte durante la estación invernal, que dura unos siete meses.
La visibilidad del fondo, en verano, varía entre 9 y 12 metros si el tiempo es bueno; en invierno, a causa de la acción de las mareas sobre las arenas y sobre el limo, esta visibilidad puede reducirse a pocos centímetros, determinando una situación que hace casi imposible cualquier actividad.
Por ello no son raros los retrasos notables en el cumplimiento de las distintas tareas y, a menudo, durante el invierno, los hombres rana deben esperar inactivos durante semanas enteras antes de que una pausa en las tempestades les permita reanudar sus habituales trabajos. Las condiciones en que se ven obligados a trabajar estos hombres rana no son más que un aspecto de la vida que se desarrolla sobre estas plataformas; su tripulación, por completo masculina, está formada por unas 40 ó 70 personas, y está obligada a permanecer en la instalación durante un mes aproximadamente.
Esta permanencia suele verse prolongada a menudo, y a veces durante bastantes días, por las imprevistas condiciones atmosféricas en el mar del Norte, sujetas a cambios tan repentinos que escapan virtualmente a toda previsión meteorológica, haciendo imposible, incluso durante largos períodos, los transportes y los aprovisionamientos regulares. Debido a ello deben utilizarse tipos de buques especiales, capaces de servir a las plataformas en alta mar y de permitir también el intercambio del personal de mantenimiento.
Como vemos, la vida de los servidores de esos monumentales “edificios” anclados en medio del mar es tan admirable como las mismas construcciones.
¿COMO ES LA VIDA EN LAS PLATAFORMAS PETROLERAS?
El sol cae a plomo. El ambiente huele a sal. Los trabajadores nos reciben ataviados con ropa de seguridad. Una caricia de aire fresco apenas alcanza a sentirse en la parte del rostro que sobresale entre el casco y las gafas de trabajo.
La mayoría son ingenieros en diferentes disciplinas: mecánica, hidráulica, eléctrica, electrónica, mecatrónica y operación, no obstante, en el medio son conocidos como “ingenieros de lodo”. Además de mexicanos, ellos provienen de diversas partes de mundo: Australia, Noruega, Holanda, Dinamarca, Estados Unidos y diversos puntos de Sudamérica; para sus habitantes, la plataforma rememora lo que pudo ser la torre de Babel, la cual es operada por el conglomerado Grupo R bajo la guía y vigilancia de Pemex.
Pese a las diferencias culturales y de idioma, todos se conocen, todos se hablan, todos se sonríen y dicen pertenecer a una gran y singular familia, casi en su totalidad formada por varones. Hasta hace muy pocos años, la perforación marina en México no se podía realizar en más de 500 metros de tirante de agua –distancia que existe entre la superficie del mar al lecho del océano-, sin embargo con esta plataforma de sexta generación, Petrorig III, se llega a operar en tirantes de hasta 3 mil metros, y tiene una capacidad de perforación de hasta 11 mil, equivalente a la altura promedio a la que viajan los aviones.
Esta plataforma semisumergible de aguas profundas se mantiene en posición fija a través del sistema de posicionamiento dinámico, que integran ocho propulsores con potencia de 3 mil 800 kilowatts cada uno. Los sistemas de posicionamiento dinámico son manejados mediante controles de localización satelital, y equipos y sensores que calculan, entre otras variables, la velocidad de las corrientes marinas para ajustar automáticamente la propulsión de la plataforma, y así mantenerla en la misma posición -sin la necesidad de anclas-, cuanto tiempo sea necesario.
14 días en medio del mar
Trabajar 28 o 14 días en medio del océano para luego descansar igual número de días en tierra; aclimatarse a los vaivenes del buque, al clima, a vivir lejos del acontecer diario, a pasar fechas importantes lejos de la familia, así es la vida en la plataforma.
VIDEO | Entrevista a Superintendente Raúl Ortíz Ortíz
Pero para para la mayoría de los “ingenieros del lodo” estos retos son simplemente su rutina. Tras tres décadas en la industria petrolera, a Raúl Ortiz, superintendente en la plataforma Centenario, la nostalgia de alejarse de su esposa y tres hijas parece no pesarle.
Lleva una vida en la industria petrolera, desde 1983 cuando inició en el Barco Perforador Reforma como ayudante de trabajo de perforación (ATP) hasta su posición actual, en el camino trabajó como ayudante de piso, “chango”, perforador, técnico…
“Al final son satisfacciones las que te dejan tu trabajo culminado; ver que ya está fluyendo el gas y que la producción es lo que tú esperabas; eso es lo que realmente te llena”, narra con emoción.
Mentalizarse es la clave para permanecer. “Como si fuéramos máquinas nos desconectamos de lo que sucede en tierra y nos programamos para perdurar los 28 o 14 días sobre la plataforma”, explica Nibia Villanueva, ingeniera industrial.
La hora de todos
La comida, el momento para relajarse y disfrutar de la familia de alta mar. Las bromas circulan mientras se hace fila para disfrutar de un buffet de primera, como en los mejores restaurantes.
Vegetales y frutos frescos dan color a la barra de alimentos preparados. Entusiasmados, los trabajadores destacan el esmero de los chefs para presentar todos los días un menú diferente y atractivo: lunes, comida italiana; martes, mexicana; miércoles, oriental; jueves, menú especial; viernes, mariscos; sábado, mole, y domingo, parrillada.
“Cuando alguien cumple años siempre comemos el mejor pastel, y no se diga de Navidad o fin de año, que es cuando echan el buque por la ventana. No sólo nos preparan una delicia de cena, sino que además súper adornan el comedor y ellos se visten de Reyes Magos o Santa Claus”.
COMO EN UN HOTEL
De la cubierta de la plataforma, que se ubica en el tercer nivel, la estructura está conformada por pisos hacia arriba y dos hacia abajo, donde se encuentran oficinas, comedor, cocina, enfermería, lavandería, habitaciones con capacidad para 169 personas, vestidores, regaderas, baños, un elevador que permite desfasarse entre los cinco pisos, y helipuerto, en el sexto nivel.
los tripulantes pueden ver televisión en sus camarotes
Pero los sitios preferidos por todos para pasar las horas de descanso son el gimnasio, el cuarto de recreación y las salas de cine e Internet, único medio que los mantiene en contacto con el mundo.
Su estancia en la plataforma es como vivir en un hotel. Además de la buena comida, no tender su cama, lavar o planchar ropa, o no verse obligados a poner en orden su cuarto, son parte de las cosas que más extrañan del buque cuando se encuentran en tierra firme.
TIENEN TELEFONO IP
“Y es que en la plataforma hay personal que se encarga de toda la limpieza de la habitación y hasta nos deja sobre la cama la toalla limpia en forma de cisne. Cuando estoy casa, mi esposa me pide que le ayude al quehacer, pues dice que es para que no se me olvide”.
Las habitaciones son reducidas. Miden tres por tres metros aproximadamente. A la tripulación de mayor rango les asignan habitaciones con una cama, baño, regadera, un pequeño closet y escritorio. El resto de las habitaciones son similares pero con litera para dos personas.
también hay camarote para una sola persona
camarote con literas para dos persoas
La zona más ruda
Toda la plataforma se mira en orden y limpia. No hay cables, aceite derramado o basura que entorpezca el paso. La parte sucia del buque es el área de perforación. Es la parte donde se realiza el trabajo más rudo. Aquí es la única parte donde el olor a sal es suplido por el de combustible. El ruido de la maquinaria ensordece. Durante los trabajos de horado es introducida tubería de 5 hasta 36 pulgadas, que sirven de soporte para alojar al resto de tuberías que incluye el pozo.
Durante la primera etapa de perforación se utiliza la misma agua de mar como lubricante, lo cual ayuda a disminuir costos y daños al medio ambiente, sin embargo, en ocasiones es necesario el uso de lodo o aceite sintético para dar peso y limpieza al pozo, además de que ayuda a catalizar los efectos de la temperatura.
En la Sonda de Campeche, México tiene más de 100 plataformas marítimas en las que viven permanentemente –rotándose, desde luego-alrededor de 5 mil personas. Conoce más en torno a ellas.
Con frecuencia las instalaciones son verdaderos conjuntos modulares de varias plataformas, una principal y otras satélites, unidas por gigantescas tuberías que a la vez que sirven de estructuras para los puentes colgantes forman una notable geometría de ductos y conexiones cuyos vivos colores, en contraste con la gama de azules del mar, producen una especie de diseño surrealista.
La mayor parte de las plataformas marítimas tienen la función de extraer petróleo crudo y gas natural, que invariablemente surgen combinados. En algunos pozos predomina el líquido, pero siempre con algún porcentaje de gas; en otros, la composición es al revés. Esta característica geológica obliga a separar en las instalaciones oceánicas ambos tipos de hidrocarburos, para luego bombearlos hacia tierra firme, pues tienen dos destinos perfectamente diferenciados: el gas se concentra en la planta de rebombeo de Atasta, Campeche, y el crudo en el puerto tabasqueño de Dos Bocas, construido ex profeso.
Estas plataformas de explotación (en las que llegan a vivir en cada una aproximadamente 300 personas) son estructuras metálicas sustentadas en pilotes profundamente incrustados en el lecho marino, de manera que son instalaciones fijas que suelen tener muchos pisos, formando verdaderos y raros edificios. Su parte inferior es un muelle y la superior un helipuerto. Cada plataforma cuenta con toda clase de servicios, desde los técnicos directamente vinculados con la producción y el mantenimiento, hasta los de apoyo y domésticos, como son los excelentes comedores y la panadería.
Las plataformas son autosuficientes en alta medida: obtienen agua potable a través de plantas desaladoras de agua marina (las aguas negras son tratadas); tienen generadores termoeléctricos que funcionan con gas natural; los abastecimientos externos los lleva semanalmente el barco que transporta los alimentos perecederos.
Otro grupo de plataformas son de exploración, las cuales, precisamente por ello, no son plataformas fijas sino móviles, con patas hidráulicas elevables que se apoyan en el fondo del mar, o con pontones que se llenan o vacían de agua por medio de bombeo, con un mecanismo similar al de los submarinos.
Un tercer grupo de plataformas son las de apoyo, tanto técnico -para rebombeo en alta mar u otras necesidades- como administrativo; tal es el caso de un extraordinario hotel flotante, que alberga a cientos de trabajadores que laboran en las plataformas de exploración y que diariamente son movidos por vía marítima, pues no sería costeable construir viviendas en plataformas que pudieran resultar efímeras; en estas instalaciones se cuenta incluso con alberca.
Dentro de este último grupo de estructuras sobresale la "plataforma cerebro" de la Sonda de Campeche, que es la torre de telecomunicaciones, dotada con radios y equipos de radar computarizados para el control del intenso tráfico marítimo. El equipo comprende radares con sintetizadores que dibujan en las pantallas el tipo de la embarcación captada, y una especie de zoom o telefoto para hacer impresionantes acercamientos del barco en cuestión.
La seguridad es un elemento fundamental en la Sonda de Campeche: hay barcos bombas que lanzan cortinas de agua para impedir la transmisión del calor de algunos mecheros hacia las plataformas más cercanas; talesmecheros (que también tienen los pozos terrestres) a los profanos nos parecen un perenne desperdicio de combustible que se quema sin ningún provecho, pero lo cierto es que son elementos básicos de seguridad, pues vienen a hacer las veces de los "pilotos" de cualquier estufa doméstica: en lugar de que se acumulen desechos gaseosos explosivos, se queman de inmediato gracias a ese mecanismo. Las tuberías se limpian periódicamente, ¡por dentro!, haciendo pasar elementos sólidos a presión. Hay un equipo de buzos para reparaciones bajo el mar.
En Ciudad del Carmen opera un moderno helipuerto con capacidad para 40 aparatos de turbina, y más que una instalación de nuestra industria petrolera parece una gran terminal aérea pública, con alegre bullicio y movimiento permanente.
Las estructuras petroleras en la Sonda de Campeche son una contundente prueba del nivel que ha alcanzado la tecnología mexicana en esta materia, la cual incluso se exporta a otros países.